Crónica sobre Valera

  La pequeña Valera
    Hoy decidí conocer más la ciudad en la que nací, y en la que vivo actualmente, Valera. Decidí hacer un recorrido y detallar aquello que la caracteriza, eso que quizás no pude detectar antes por andar apurado haciendo alguna compra, diligencia o por estar entre cuatro paredes viendo clase.
    Salí de mi casa a las ocho de la mañana y cuando iba en el bus, para ir al centro de la ciudad, podía observar sus calles, sus edificios, y aun podía respirar el vaivén  de las personas, y el afán por llegar temprano a sus trabajos, liceo o universidad, algunos esperan busetas, otros, resignados prefieren irse a pie, por causa del gran trafico que se da en Valera, desde muy tempranas horas del día.



    En las rutas de Valera, es casi inevitable escuchar de los valeranos un Buenos días o un Buenas tardes, ya que el saludo al subir a una ruta es natural de ellos,  también se escucha “Eyy chica ven siéntate aquí” del caballero que considera a la mujer y le da su puesto en el bus. Aunque también se observa una juventud algo apática, contagiada en cierta medida de nueva tecnología, y nuevos estilos de vida, concentrados en la música de sus auriculares,  suben sin saludar como si anduviesen en otro mundo, y ni siquiera porque suba al bus una mujer embarazada, piensan en  ceder su puesto.
    Al llegar al centro de la ciudad, se puede ver a los comerciantes ofreciendo sus productos, colocados sobre mesas, puestas en hileras, llenando así casi todas las calles, en cada mesa se puede observar: calzados, ropa, Cd, frutas, accesorios, lencería… camino un poco mas y muchos olores se mezclan en las calles, aunque no es difícil distinguir el de perro caliente con el de arepa, o el de parrilla con el de maíz desgranado. En fin el  comercio llena las calles de  Valera
    Pienso en la plaza Bolívar de la ciudad, y me dirijo hasta ahí, donde supongo yo, podre detallar bien a las personas, me siento en una de sus bancas, observo la estatua del libertador de Venezuela, sobre un pedestal de aproximadamente 2 metros. Mientras la observo - ¡Ese fue nuestro libertador mi amigo, gracias a él, no dependemos de nadie!- -¡Sí, Ud. lo ha dicho compadre!- Es la conversación de un par de ancianos, quienes al igual que yo observaban el busto de Bolívar.
    En ese momento pensé que las plazas en cierta medida guardan y mantienen la historia de un país, y esta no escapa de ello, sobre todo al ver que quienes la visitan a diario mayormente son personas de la tercera edad, ancianos que también guardan, gracias a su edad, historias, anécdotas y mitos que comparten con la nueva generación a diario.
    Miro al frente de donde estoy sentado, y observo la arquitectura de la catedral de Valera, algo que pasé desapercibido en muchas ocasiones, y me doy cuenta que es digna de admiración, sobre todo al ver que está rodeada de una arquitectura muy actual  si se quiere, edificios muy rectangulares, que rinden honor a la catedral, y se podría decir que  hasta miran con respeto a la catedral.
    Voy subiendo a mi casa, y prefiero hacerlo a pie por si me encuentro con alguna particularidad, y observo a una señora pálida, llorando y además gritando, otras personas intentaban calmarla, ¡robaron a la pobre señora! exclamó una joven que caminaba a mi lado, y además agregó “Cada vez hay más inseguridad en este país”.
    No es que crea que la inseguridad sea una característica particular  de Valera, sería insólito hasta pensarlo,  más bien prefiero pensar que se vive un poco en manos de la suerte, y que es parte de la vida, que te puedes encontrar en el lugar de esa señora, si la suerte no está de tu lado, además fue parte del recorrido y no podía pasarlo por alto.
    Al llegar a mi casa pensé en cómo sería mi experiencia, si hiciera mi recorrido al día siguiente, y pensé también con que me encontraría, quizás en vez de dos ancianos en la plaza, dos estudiantes, o dos indigentes, quizás en vez de una señora recién atracada, dos policías reprendiendo a un asaltante. En fin, muchas cosas, buenas o malas, podrían caracterizar a Valera que, aunque pequeña, puedes encontrar gran variedad en ella.

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